Etiquetado nutricional

2 de junio de 2022 / Escrito por: La Carloteña
Etiquetado nutricional

Las etiquetas son el “carnet de identidad” de los alimentos. Son el principal medio de comunicación entre los productores y el consumidor que nos permiten conocer: su origen, su modo de conservación, los ingredientes que lo componen y los nutrientes que aportan a nuestra dieta.

Cuando vamos al supermercado, pocas veces nos paramos a mirar las etiquetas de los alimentos que vamos comprando, dicha etiqueta contienen la información básica sobre aquello que hemos escogido. Fijarse en las etiquetas debería ser un hábito en nuestras rutinas, ya que son una herramienta imprescindible para tener una alimentación saludable y responsable.

Un estudio reciente del Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente sobre el
interés de los españoles por el etiquetaje de los alimentos puso de manifiesto que los
consumidores consideran la información nutricional clave a la hora de definir su alimentación, pero se encuentran con dificultades a la hora de interpretar las etiquetas.

¿En qué debemos fijarnos al leer las etiquetas

  1. La fecha de consumo preferente o, en el caso de productos muy perecederos por razones microbiológicas, la fecha de caducidad. La fecha no es necesaria en algunos productos, tales como frutas y verduras frescas, vinagre, sal, azúcar y productos de panadería que se consuman en el día.
  2. Conservación o modo de empleo o preparación; es fundamental para obtener un plato sano y seguro, porque hay determinados productos que una vez abiertos no deben permanecer mucho tiempo en el refrigerador o deben conservarse a determinada temperatura para no caer en riesgo de contaminación.
  3. La lista de ingredientes está constituida por la mención de todos los ingredientes en orden decreciente a su peso en el momento en que se incorporen durante el proceso de elaboración, incluidos los aditivos. Siempre deberán indicarse aquellos ingredientes que la normativa reconoce como susceptibles de provocar la mayoría de las alergias o intolerancias (huevos, lácteos, frutos secos…) por lo tanto, la lista de ingredientes va de mayor a menor.

A la hora de comprar un producto no debemos fijarnos en la portada (es donde las empresas ponen la publicidad y a veces puede hacernos creer que un producto es saludable cuando no lo es). Por ello hay darle la vuelta al producto y fijarnos en los ingredientes y en la tabla nutricional del mismo:

  • Porción consumida: esto puede darnos una idea del tamaño de la ración que debemos ingerir.
  • Kcal o aporte energético: aquí conviene mirar el aporte energético de la porción o calcularlo restando atención a las calorías que nos aportan por cada 100 gramos de producto.
  • Un alimento se puede considerar rico en fibra si contiene como mínimo 10 gramos de fibra por 100 gramos de peso del producto.
  • Aporte de grasas: el aporte y el tipo de grasas es importante. Los gramos de grasas por cada 100 gramos no deberían superar el 30%. Lo ideal es escoger aquellos con menos de 10 gramos por cada 100 gramos. Un alimento se considera alto en grasas cuando contiene 20 gramos o más por cada 100 gramos.
  • Hidratos de carbono: también los visualizaremos por cada 100 gramos y en algunos casos, se detallan cuáles del total son azúcares, siendo aconsejable que la mayor parte de los productos que adquirimos no presenten más de un 10% de azúcares. Se considera alto 10 gramos o más de azúcar por cada 100 gramos. Aquí prestar atención si el azúcar está presente de forma natural en el producto o ha sido añadido.
  • Fibra: el aporte de fibra es fundamental porque nos habla indirectamente del índice glucémico del alimento. La cantidad de fibra repercute en nuestra salud intestinal, en las defensas del organismo y en la saciedad que experimentamos al consumir el alimento. A diario debemos consumir unos 28 gramos de fibra. Un producto con una buena cantidad de fibra debe contener aproximadamente 10 gramos de fibra por cada 100 gramos.
  • Sal: cantidad de sal que contiene. Este número es particularmente importante para las personas que estén tratando de consumir menos sal en su alimentación. Un producto con más de 0,5 g de sal por cada 100 gramos es considerado alto en sodio.

Como último consejo a la hora de leer ingredientes os recomiendo interpretar el azúcar oculto que puede llevar añadido dicho producto. Para ello fijarnos en la terminación “osa”, jarabe de, miel de, sirope, concentrados, néctares, edulcorante de maíz todo lo anterior es azúcar.

Para terminar poner de ejemplo los productos de pavo/pollo que ofrece la Carloteña, en ellos podemos encontrar alrededor de 97% de contenido en carne del producto, si azúcar añadido ni edulcorantes, lo que lo hacen un buen producto para incluir en nuestra alimentación para cubrir las necesidades de proteína animal de nuestra alimentación.

Autora: Ángela Fernández